 Todos atravesamos etapas hermosas… y también difíciles
 Todos atravesamos etapas hermosas… y también difíciles
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Hay contratiempos en la vida. Algunos son leves; otros pueden costarlo todo. 
Lo que sigue no es fruto de un error. Es la consecuencia de actos criminales deliberados, dirigidos contra lo más esencial de un proyecto de vida.
Si alguna vez has sido víctima de un robo, sabes que existen distintas magnitudes. 
Pero, ¿has sentido alguna vez que te roban un pedazo de tierra —tu hogar, tu refugio— construido con años de planificación, ahorro honesto, amor, fidelidad, sudor y sacrificio? Un lugar donde invertiste no solo tus recursos, sino tus sueños por el bien común?
Esta es una historia real —una entre muchas que ocurren en Tulum, Quintana Roo, México.
Durante años, amigos y colaboradores caminaron con nosotros en lo que llamamos Velicano Verde: un experimento vivo de convivencia regenerativa. 
Allí practicamos permacultura diaria: cosechamos agua de lluvia, la tratamos orgánicamente y la honramos como sagrada. Plantamos árboles frutales, cultivamos verduras y regeneramos el suelo mediante compostaje, siempre con compromiso ecológico. La reforestación no era solo una actividad; era una promesa a la tierra.
Más allá de la agricultura, Velicano Verde fue concebido como un centro para la meditación, la expresión artística y la vida comunitaria consciente, todo alineado con una visión unificada: vivir en armonía con la naturaleza y entre nosotros.
La energía también tiene textura y dirección. Entre 2015 y mediados de 2019, trabajamos incansablemente por canalizar, filtrar y purificar las corrientes sutiles que fluían en el lugar. Pero un día, algo cambió. Una presencia oscura y hostil comenzó a infiltrarse: invisible, pero profundamente sentida. Sensaciones confusas, eventos inexplicables y una creciente inquietud nos dijeron: era hora de irnos. 
La vida nos dio la oportunidad de alejarnos… pero no la claridad sobre el porqué. No sabíamos si habíamos cometido un error grave o si algo mucho más siniestro estaba en juego.
Decidimos rentar Velicano Verde para otro propósito noble y mudarnos a otro lugar en Tulum.
Al principio, creímos que esto era expansión: una forma de cuidar dos espacios al mismo tiempo. Nuestro plan maestro para Velicano Verde estaba cerca del 70 % completo; solo faltaba un tramo final. 
Pero las circunstancias nos llevaron a pivotar: comenzamos a reimaginar la esencia de Velicano Verde dentro de un nuevo contexto: Avalon Tulum.
Avalon Tulum lleva el nombre dado por su propietario original, un visionario inglés que nos vendió la tierra junto con un concepto poderoso. Desde finales de 2019, hemos llevado adelante esa visión —aunque de forma indirecta, incompleta y con las adaptaciones necesarias.
A mediados de 2021, estábamos a punto de cerrar la venta de Velicano Verde. La intención era clara: integrar plenamente su espíritu en Avalon Tulum y asegurar los recursos para realizar nuestro sueño compartido: un espacio fundado en la conciencia, la sostenibilidad y el cuidado colectivo.
Pero entonces llegó la noticia devastadora: 
La documentación legal de la propiedad había sido falsificada —por criminales— y aceptada por instituciones gubernamentales.
Contratamos inmediatamente abogados. Confirmaron la gravedad del delito y siguen luchando por restablecer la titularidad legítima. Pero el proceso es lento, opaco y agotador emocionalmente.
Esta situación ha sacudido no solo nuestros planes, sino también la vida de quienes nos rodean: familia, colaboradores, amigos. Vivimos en una constante incertidumbre, navegando olas de desesperanza e inestabilidad.
Los abogados hacen lo posible… pero también es su profesión. 
Y las instituciones encargadas de impartir justicia, en una región marcada por la corrupción, suelen moverse con lentitud glacial… o directamente no actúan.
La solución sigue pendiente. Los gastos son diarios. El proyecto permanece inconcluso, sin apoyo… pero no abandonado.
Y aun así —seguimos en pie.
Toda crisis que intenta quebrarnos también revela nuestra resiliencia. 
Si hemos construido tanto contra todo pronóstico, quizás esta prueba no sea un final… sino una forja. 
Estamos aprendiendo, adaptándonos y fortaleciéndonos.
Hoy contamos con información más precisa sobre lo ocurrido… y sobre cómo evitar que le suceda a otros.
Si sientes que debes saber más, si quieres apoyar, proteger o incluso co-crear proyectos sostenibles y con fundamento —
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Juntos, podemos transformar tierra robada en tierra sagrada otra vez.
We All Pass Through Beautiful — and Difficult — Seasons
There are setbacks in life. Some are minor; others can cost everything. 
What follows is not the result of a mistake. It is the consequence of deliberate, criminal acts—targeted at the very core of a life’s work.
If you’ve ever been robbed, you know theft comes in degrees. 
But have you ever felt what it’s like to have a piece of land—your home, your sanctuary—stolen from you? A place you spent years envisioning, saving for, and building with integrity, love, sweat, and sacrifice? A space where you invested not just your resources, but your dreams for the common good?
This is a true story—one among many unfolding in Tulum, Quintana Roo, Mexico.
For years, friends and collaborators joined us in what we once called Velicano Verde: a living experiment in regenerative coexistence. 
There, we practiced daily permaculture—harvesting rainwater, treating it organically, and honoring every drop as sacred. We planted fruit trees, grew vegetables, and nurtured the soil through composting, always committed to organic, chemical-free cultivation. Reforestation wasn’t just an activity; it was a promise to the land.
Beyond agriculture, Velicano Verde was designed as a center for meditation, artistic expression, and conscious community life—all aligned with a single, unified vision: to live in harmony with nature and each other.
Energy, too, has texture and direction. Between 2015 and mid-2019, we worked tirelessly to channel, filter, and purify the subtle currents that flowed through the place. But one day, something shifted. A dark, malevolent presence began to seep in—unseen, yet deeply felt. Confusing sensations, inexplicable events, and a growing sense of unease told us: it was time to leave. 
Life granted us the chance to step away—but not the clarity of why. We didn’t know if we’d made a grave error, or if something far more sinister was at play.
We chose to rent out Velicano Verde for another noble purpose and relocate within Tulum.
At first, we believed this was expansion—a way to steward two spaces simultaneously. Our master plan for Velicano Verde was about 70% complete, with only a final stretch remaining. 
Yet circumstances led us to pivot: we began reimagining Velicano Verde’s essence within a new context—Avalon Tulum.
Avalon Tulum was named by its original owner, a visionary from England who sold us the land along with a powerful concept. From late 2019 onward, we’ve carried that vision forward—though indirectly, incompletely, and with necessary adaptations.
By mid-2021, we were close to finalising the sale of Velicano Verde. The intention was clear: fully integrate its spirit into Avalon Tulum and secure the resources needed to realise our shared dream—a space grounded in consciousness, sustainability, and collective care.
But then came the devastating truth: 
The property’s legal documentation had been forged—by criminals—and shockingly accepted by government institutions.
We immediately engaged legal counsel. Our lawyers confirmed the crime’s severity and continue fighting to restore rightful ownership. Yet the process is slow, opaque, and emotionally draining.
This ordeal has shaken not only our plans, but the lives of everyone around us—family, collaborators, friends. We live in a constant state of uncertainty, riding waves of despair and instability.
Lawyers do their best—but this is also their profession. 
And the institutions meant to uphold justice? In a region long marked by corruption, they often move with glacial slowness—or not at all.
The resolution remains pending. Expenses mount daily. The project stands unfinished, unsupported, yet not abandoned.
And still—we rise.
Every crisis that seeks to break us also reveals our resilience. 
If we’ve built this much against all odds, then perhaps this trial is not an end—but a forging. 
We are learning, adapting, and growing stronger.
We now hold more precise information about what happened—and about how to prevent it from happening to others.
If you feel called to learn more, to support, protect, or even co-create sustainable, grounded projects like this one—
👉 subscribe to our newsletter or visit this post to go deeper.
Together, we can turn stolen ground into sacred ground once again.
Wir alle durchlaufen schöne – und auch schwierige – Zeiten**
Im Leben gibt es Rückschläge. Manche sind klein; andere können alles kosten. 
Was folgt, ist nicht das Ergebnis eines Fehlers. Es ist die Folge gezielter, krimineller Handlungen – gerichtet gegen das Herz eines Lebenswerks.
Wenn du schon einmal bestohlen wurdest, weißt du: Diebstahl hat viele Gesichter. 
Aber hast du je das Gefühl kennengelernt, ein Stück Land – dein Zuhause, deine Zuflucht – gestohlen zu bekommen? Einen Ort, den du jahrelang geträumt, ehrlich finanziert, mit Liebe, Treue, Schweiß und Opfer aufgebaut hast? Einen Platz, in den du nicht nur dein Vermögen, sondern deine Träume für das Gemeinwohl investiert hast?
Dies ist eine wahre Geschichte – eine von vielen, die sich gerade in Tulum, Quintana Roo, Mexiko ereignen.
Jahrelang gingen Freunde und Mitstreiter:innen mit uns den Weg, den wir einst Velicano Verde nannten: ein lebendiges Experiment regenerativen Zusammenlebens. 
Dort praktizierten wir täglich Permakultur – sammelten Regenwasser, behandelten es auf natürliche Weise und ehrten jeden Tropfen als heilig. Wir pflanzten Obstbäume, bauten Gemüse an und belebten den Boden durch Kompostierung – stets ohne Chemie, stets im Einklang mit der Natur. Aufforstung war für uns kein Projekt, sondern ein Versprechen an die Erde.
Über die Landwirtschaft hinaus war Velicano Verde als Zentrum für Meditation, künstlerischen Ausdruck und bewusstes Gemeinschaftsleben gedacht – alles vereint unter einer Vision: im Einklang mit der Natur und miteinander zu leben.
Auch Energie hat eine Struktur, eine Richtung. Zwischen 2015 und Mitte 2019 arbeiteten wir unermüdlich daran, die feinstofflichen Ströme am Ort zu lenken, zu filtern und zu reinigen. Doch eines Tages veränderte sich etwas. Eine dunkle, feindselige Präsenz begann sich einzuschleichen – unsichtbar, aber tief spürbar. Verwirrende Empfindungen, unerklärliche Ereignisse und eine wachsende Unruhe sagten uns: Es ist Zeit zu gehen.
Das Leben gab uns die Chance, wegzugehen – doch nicht die Klarheit, warum. Wir wussten nicht, ob wir einen schweren Fehler gemacht hatten oder ob etwas viel Finsteres im Spiel war.
Wir beschlossen, Velicano Verde für einen guten Zweck zu vermieten und innerhalb Tulums umzuziehen.
Zunächst glaubten wir, dies sei Wachstum – eine Möglichkeit, zwei Orte gleichzeitig zu hüten. Unser Masterplan für Velicano Verde war zu etwa 70 % fertig; nur ein letzter Abschnitt fehlte noch. 
Doch die Umstände führten uns zu einem Neuanfang: Wir begannen, die Essenz von Velicano Verde in einen neuen Kontext zu übertragen – Avalon Tulum.
Avalon Tulum trägt den Namen, den sein ursprünglicher Besitzer – ein Visionär aus England – dem Ort gab, als er uns das Land zusammen mit einem kraftvollen Konzept verkaufte. Seit Ende 2019 tragen wir diese Vision weiter – wenn auch indirekt, unvollständig und mit notwendigen Anpassungen.
Mitte 2021 standen wir kurz vor dem Verkauf von Velicano Verde. Unser Ziel war klar: Seinen Geist vollständig in Avalon Tulum zu integrieren und so die Mittel zu sichern, um unseren gemeinsamen Traum zu verwirklichen – einen Ort, gegründet auf Bewusstsein, Nachhaltigkeit und gemeinschaftliche Fürsorge.
Doch dann kam die vernichtende Nachricht: 
Die rechtlichen Dokumente des Grundstücks waren gefälscht worden – von Kriminellen – und wurden von staatlichen Institutionen akzeptiert.
Wir engagierten sofort Anwält:innen. Sie bestätigten die Schwere des Verbrechens und kämpfen weiterhin dafür, die rechtmäßige Eigentümerstellung wiederherzustellen. Doch der Prozess ist langsam, undurchsichtig und emotional erschöpfend.
Diese Krise hat nicht nur unsere Pläne erschüttert, sondern auch das Leben aller um uns herum: Familie, Mitwirkende, Freund:innen. Wir leben in ständiger Ungewissheit – hin- und hergerissen zwischen Verzweiflung und Instabilität.
Die Anwält:innen tun ihr Bestes… aber es ist auch ihr Beruf. 
Und die Institutionen, die Gerechtigkeit garantieren sollten, bewegen sich in einer Region, die von Korruption geprägt ist, oft mit eisiger Langsamkeit – oder gar nicht.
Die Lösung steht noch aus. Die Kosten laufen täglich weiter. Das Projekt bleibt unvollendet, ohne Unterstützung… aber nicht aufgegeben.
Und trotzdem – stehen wir auf.
Jede Krise, die uns brechen will, offenbart auch unsere Widerstandskraft. 
Wenn wir so viel gegen alle Widerstände aufbauen konnten, dann ist diese Prüfung vielleicht kein Ende – sondern eine Schmiede. 
Wir lernen, passen uns an und werden stärker.
Heute verfügen wir über präzisere Informationen – über das, was geschah, und darüber, wie wir verhindern können, dass es anderen widerfährt.
Wenn du mehr wissen möchtest, wenn du unterstützen, schützen oder sogar gemeinsam nachhaltige, fundierte Projekte gestalten willst –
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Gemeinsam können wir gestohlenen Boden wieder zu heiligem Boden machen.

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